Cómo elegir piezas de diseño artesanal que hablen de ti

Hay telas que, aunque ya no abrigan, siguen contando. No lo decimos por decir: en AO DOMINI lo vivimos cada día. Galicia es testigo. Con su lluvia mansa, sus mujeres tejedoras, su memoria enredada entre hilos, esta tierra guarda el pulso de lo artesanal. Y nosotros escuchamos.

Donde antes había telares en cada casa y lino secándose al sol, hoy quedan fragmentos. Retazos que parecían dormidos, pero que siguen latiendo. Ya no son trapos de uso diario. Ahora respiran identidad desde otros soportes, convertidos en tapices, cojines o prendas que devuelven a la materia su dignidad.

De entre los fragmentos que recuperamos, algunos se convierten en piezas que parecen haber estado esperando su momento. Como esta funda de cojín Maxi Seda, tejida con estopa de lino y lana sobre telar tradicional. Conserva su textura primitiva, su tacto irregular, esa sinceridad que solo tienen los tejidos que han sido vividos. No lleva cremalleras ni adornos. No los necesita.

Eso es lo que nos mueve: recuperar la artesanía gallega no por nostalgia, sino porque creemos que aún tiene mucho que decir. Y merece hacerlo en espacios que valoren lo imperfecto, lo real, lo que tiene alma.

Lo artesanal no tiene prisa

En un mundo que corre, lo hecho a mano camina. Y ese paso lento es una elección. El lino gallego, trabajado durante siglos por mujeres que tejían el tiempo, no era solo una fibra: era parte de la vida. Las estaciones marcaban los ritmos, y cada hebra era una herencia.

Hoy, esa herencia resiste en piezas que buscamos con paciencia. Lilia Méndez, fundadora de AO DOMINI, recorre aldeas, pregunta, escucha, encuentra. A veces, sábanas intactas. Otras veces, fragmentos que todavía guardan su fuerza. Todos tienen algo en común: están cargados de historia. Y eso no se fabrica.

Transformar estos tejidos no es un ejercicio de estilo. Es una forma de escuchar. Primero los limpiamos, los documentamos, los restauramos con mimo. Luego los reinterpretamos, sin disfrazarlos. Su esencia sigue ahí, aunque ahora hablen desde otro lugar.

Aitor Martínez: cuando la madera respira

Nuestro trabajo no está solo. Se cruza con el de artesanos que también creen en lo esencial. Aitor Martínez es uno de ellos. Y no llegó por casualidad.

Este artista tornero trabaja la madera como quien no tiene prisa. Usa roble local y madera verde, deja que se mueva, que se exprese. Él no impone: espera. Intuye. Acompaña. Así nacen cuencos, esculturas, formas que parecen crecer solas.

Su pieza de la colección Tierra resume esa filosofía: un volumen torneado a mano, acabado natural que resalta la veta, sin artificios. Una pieza única, firmada, con textura viva. Aitor ha sido finalista y premiado en certámenes nacionales de artesanía y diseño. Pero su obra va más allá de los reconocimientos. Es coherente. Respira verdad.

Su manera de crear y la nuestra se encuentran. Él viene del bosque. Nosotros, del telar. Pero ambos trabajamos con materia que tiene memoria. Y que pide ser tratada con respeto.

De hallazgo a objeto: cómo ocurre la magia

Detrás de cada pieza hay una historia larga. Empieza con la búsqueda. Rutas por pueblos, charlas con nietas de tejedoras, baúles que se abren después de décadas.

Luego viene el reconocimiento. No todo vale. Hay tejidos que emocionan al tacto, que tienen densidad, que cuentan. Algunos llegan enteros, otros marcados por el tiempo. Pero incluso eso es bello.

Después, la restauración. Limpiar, reforzar, sin borrar la huella. Y por último, el diseño. Que no es disfrazar, sino acompañar. Porque cuando una pieza ya tiene alma, lo único que necesita es que la dejes hablar.

Cada objeto que sale de AO DOMINI es irrepetible. No hay series. No hay prisa. Solo coherencia y mucha escucha.

Por qué elegimos lo hecho a mano

Estamos rodeados de cosas. Pero, ¿cuántas nos tocan de verdad? Una pieza hecha a mano transforma. No solo adorna: acompaña. Una manta de lino recuperado no es solo un textil. Es una mujer hilando. Es un campo gallego. Es una historia que vuelve a respirarse.

Lo mismo pasa con una pieza de Aitor. Cambia el espacio. Y cambia cómo lo habitas. Porque lo artesanal no es sólo materia: es energía. Es una forma de recordarnos que menos puede ser más. Que lo auténtico deja huella.

En estos tiempos de todo ya y para ayer, lo hecho a mano es una forma de decir: quiero objetos que duren, que cuenten, que conmueven.

Una forma de crear, una forma de vivir

Lo que hacemos no busca encajar en etiquetas. A veces lo llaman arte, otras artesanía. Nosotros lo entendemos como una forma de estar en el mundo. Crear con las manos es también una forma de pensar, de cuidar, de relacionarse con el entorno.

Cada pieza que pasa por nuestras manos —ya sea un textil recuperado o una escultura de madera— nace del diálogo entre materia, memoria y mirada contemporánea. No seguimos modas. Seguimos latidos. Los que vienen del territorio, de las raíces, de lo que permanece incluso cuando todo cambia.

Trabajamos con personas que entienden este oficio como un acto de escucha: bordadoras que cosen el tiempo, ceramistas que modelan la calma, fotógrafos que capturan lo invisible. Gente que crea sin ruido, pero con mucha verdad.

En AO Domini, cada objeto es una invitación a vivir más despacio, con más conciencia, con más sentido. Si quieres entender lo que hacemos, no te fijes solo en las formas: siente lo que despiertan

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Diseño artesanal: cuando lo hecho a mano se convierte en arte